El pregonero

Triunfo de los genocidas en una civilización enloquecida

  • Con cerca de 50 millones de muertos en un siglo

Es difícil imaginar lo que el ser humano es capaz de producir gracias a enloquecidos genocidas que amparados en su ambición, sus ansias de poder, el desprecio a sus semejantes o simple y llanamente, su inimaginable amor al desprecio al ser humano, son capaces de hacer.

Entre 1918 y 2016  – apenas un siglo – esta cifra ofrece la capacidad del que se supone es el ser civilizado que habita este maltratado planeta y que, tras asesinar a tal multitud, es capaz ahora de  eliminar el medio natural donde vive sin que le tiemble el pulso, tras haber llevado a cabo tal genocidio mundial.

En 1936, un genocida llamado Francisco Franco, consiguió enfrentar a los españoles en una guerra entre hermanos, consiguiendo la original cifra de un millón de muertos y entrando en el grupo de los asesinos que han hecho tristemente famoso a este siglo de violencia sin razón.

Tras una primera Guerra Mundial, donde las armas empezaron a mejorar el arte de matar, llegó su segunda versión, mas sofisticada, con ejemplos como Hirosima y Nagasaki, de matanzas en masa. Así, dos genocidas – Hitler y Truman – fueron capaces, ayudados por otros aprendices de este macabro ejercicio, de enfrentar a multitud de países y seres humanos, que murieron sin piedad y en base a sus respectivas «verdades». 

Guerras y asesinatos multitudinarios poblaron el continente asiático en los años  posteriores a la Segunda Guerra Mundial, con los genocidas norteamericanos, y de diferentes países asiáticos, como protagonistas, poblando de muerte y destrucción gran parte de su superficie, a poco de terminar aquella orgía de muerte que fue la tremenda apoteosis de las guerras ideológicas desarrolladas en este complejo continente.

Fueron otros protagonistas – estos bajo la explicación ideológica y política – quienes llenaron de tragedias numerosos países de Europa, en una guerra fría que solamente terminó cuando la Unión Soviética tiró el muro que enfrentaba a los genocidas de guante blanco que hasta casi terminar el siglo pasado, llenaron de miseria a los habitantes de muchos países europeos.

Como el genocidio es elemento común y diferenciado de muchos de estos locos, para explicar lo más negativo del ser humano, se vieron reforzados estos matones, enfrentándose de nuevo bajo el palio de las religiones y así Oriente Medio, países africanos y otros asiáticos, de nuevo se vieron maltratados por los genocidas de guante blanco y otras especies de esta fórmula de poder desmedido y fascista, llenando de guerras estas regiones, no lejos del que fuera Mare Nostrum y elemento fundamental de las civilizaciones griega y romana, que formaron antiguas civilizaciones básicas para el ser humano.

Así, y tras el ataque de un genocida como Bin Laden y su fanática explicación religiosa,  junto al maldito neoliberalismo genocida, han llenado de muerte y destrucción gran número de países, y la invasión de Irak marcó el comienzo de una nueva situación de fanatismo, cuyo protagonismo correspondió a los tres individuos que se reunieron en las Islas Azores, para enfrentarse al primer loco y junto a las locuras de los tres – Bush, Blair y Aznar – dando comienzo a lo que actualmente se padece en todo el planeta.

Estamos ante la mayor lucha genocida de dos bloques que tienen su apoyo en una religión malentendida y un sistema económico que no para ante nada. Y por si faltase alguien absolutamente sanguinario llega el Califato y triunfa produciendo criminales asesinatos, ante el pasotismo de algunos responsables políticos.

Así se ha llegado a casi cumplir un siglo de terror, muerte y destrucción, haciendo posible que no existan reglas para llegar a una posible paz, habiéndose puesto en marcha todo lo necesario para que los genocidas sigan trabajando sin poderse imaginar el ser humano cuál puede ser el método para acabar con esta locura genocida.

Pero no se apuren que podemos llegar a una peor situación, si en Noviembre llega a ocupar la Casa Banca un siniestro personaje llamado Trump en los Estados Unidos. Todo es perfectamente posible para empeorar la situación de este planeta.

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