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Insulto al género chico con una versión libre de la Verbena de la Paloma

En una gran labor pedagógica, de la mano del denominado «Proyecto Zarzo», el Teatro de la Zarzuela, consigue hacer realidad profesional a jóvenes bailarines y cantantes, que tras una severa selección, interpretan obras producidas por el centenario teatro en una encomiable apuesta por el arte y la cultura.

Hasta la fecha, diversas puestas en escena de estos jóvenes, podían ser tratadas de «modernas» o de «de extraño futuro», siempre con esa coletilla de escaso éxito, de «versión libre». Afortunadamente en otras ocasiones, como en la actual, se mantiene la música de las obras interpretadas, lo que es algo muy a tener en cuenta.

En esta ocasión, se han saltado todos los prejuicios y dudas, al poner en escena, ni más ni menos que una obra de arte incomparable de Tomás Bretón. «La Verbena de la Paloma» ha sido insultada y vaciada de una mínima autenticidad, porque manteniendo su apartado musical, se han introducido»morcillas» innecesarias y extravagantes, que ni de lejos pueden ser admitidas por una persona mínimamente equilibrada en el arte, la música o el teatro.

Por si esto fuera poco – y no somos en absoluto mojicatos – se ha traspasado el buen gusto, para caer en innecesarios y atacantes besos, entre hombres y hombres, y mujeres y mujeres, que nada aportan y mucho hacen como inadmisible ejemplo de insoportable vanidad teatral.

Que los jóvenes del «Proyecto Zarza·, se quiten las camisetas, enseñando alguno de ellos un «original» vientre; se juegue en el comienzo de la representación con una monumental pelota y se lleven a cabo tablas de gimnasia; se insulte a algunos de los participantes con expresiones xenófobas y racistas, que nada tienen que ver con la obra de Tomás Bretón: y si – entre otras muchas «hazañas del responsable de este bodrio» , que es Pablo Messiez – se consigue programar esta representación, con el permiso y complicidad del director del Teatro de la Zarzuela, Daniel Bianco, si todo esto ocurre, es que se está insultando al género chico. Así, y amparado por la libertad de expresión y la libertad de información, lo damos a conocer.

Pero es que la guinda de toda esta situación la puso el señalado director del centenario teatro –  ¡¡¡ qué diría Bretón si tuviese que conocer esta versión libre !!! – cuando al terminar el ensayo general, donde la prensa estuvo invitada, procediendo a determinar como es su obligación, su opinión crítica, quien suscribe denominó a esta producción del Teatro de la Zarzuela, como ¡¡¡ «Vaya bodrio» !!!, lo que supuso que Daniel Bianco, en un ataque incontrolado de desmesura, de total irritación y con grandes gritos y aspavientos, recriminase su opinión, al autor de esta información, adornado todo ello con amenazas y comentarios de dudoso gusto en una demostración de prepotencia dictatorial y falta de respeto, a quien desarrolla, como es su obligación para con este medio, su labor informativa.

Definitivamente, en esta ocasión – seguimos pensando que el Proyecto Zarza es una gran decisión del Teatro de la Zarzuela – se ha perdido el norte sobre el género chico, que no merece representaciones de semejantes bodrios por mucha libertad creativa que se quiera hacer, del maltratado y olvidado en muchas ocasiones de grandes representaciones clásicas, que tiene este acerbo musical español. Y como fondo de todo esto, no debe olvidarse que estamos en un teatro público, que es responsabilidad del Inaem, dentro del Ministerio de Cultura y pagado por todos los españoles.

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