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Franco perdió su Cruzada ochenta años después

El fascista comunicado de final de la Guerra Civil, se ha vuelto contra él

Quienes nacimos después de la Guerra Civil provocada por el golpe de estado, que el traidor a la República, Francisco Franco, dio el 18 de julio de 1936, y que provocaría un millón de muertos, no ha podido mantener la victoria de su Cruzada, que lanzó al aire en un comunicado de corte fascista, dado por cierto desde Burgos, que fuera capital de los golpistas en los referidos tres años de guerra.

De nada han servido los asesinatos  promovidos por el genocida Francisco Franco, durante esa cruenta guerra, con todo tipo de tropelías, torturas y asesinatos. Muchos de ellos se dieron sin juicio alguno, con las únicas razones de ser republicanos, o por ajustes de cuentas de quienes eran partidarios de los golpistas. El resto de barbaridades llegaron de la mano de una guerra civil, donde todo era posible y donde en muchos casos,, llegaba después de la solución de «tierra quemada», a lo que no fueron ajenos, incluso tropas de Regulares y los denominados «moros», que produjeron pánico total, entre muchos «perdedores» de tan incivil guerra.

Luego llegó esa «Victoria fascista», con apoyo de la Iglesia Católica, que llevó a esta colaboradora, a facilitar la entrada bajo palio a semejante genocida, en sus iglesias, pudiéndose ver a todo tipo de cargos eclesiales, levantando su brazo, en apoyo del fascismo. Consiguieron de esta forma un Acuerdo de la Iglesia con el Gobierno fascista, mediante un Concordato que supuso beneficiarse poniendo a su nombre todo tipo de riquezas, que habían pertenecido a cargos e instituciones republicanas. Ese mismo sistema de apropiarse de las propiedades de los demás, se ha utilizado por la Iglesia durante los años de la Democracia, sin que los políticos socialistas y populares se hayan opuesto a tal desatino.

Antes de la muerte en la cama del dictador, este llegó a firmar cinco penas de muerte, pocos meses antes de su muerte, apoyado por un Gobierno entre los que estaban personajes tan especiales como Manuel Fraga Iribarne. Así, se dio paso al final de una dictadura que se padeció, con aquella frase de que Franco dejó todo «atado y bien atado».

La sombra de Franco no permitió una Transición correcta. Las amenazas del «ruido de sables» ha permanecido hasta el desgraciado «23 F», permaneciendo sus autores, paseándose en estos momentos por una España, que trata de olvidar, porque no siempre lo consigue, ya que aún permanecen vivos muchos españoles que fueron represaliados y que tienen a sus familiares asesinados, en cunetas que guardan sus restos, sin que se ponga en marcha las adecuadas medidas para darles la sepultura que cada familiar crea oportuno Mientras tanto un torturador «Billy el Niño», sigue sin ser juzgado como merece, y premiado por sus seguidores y por compañeros – no se sabe si de torturas – paseando sus brabucadas, junto a otros franquistas, a los que se les permite, lo que ellos nunca habrían sido capaces de hacer con sus enemigos.

Así, hemos llegado al 24 de octubre del presente año 2019, día en que los restos del genocida, que produjo tanta muerte y dolor entre los españoles, con su golpe de estado de 1936, tras cuarenta años de exaltación después de enterrársele en en el Valle de los Caídos, que él mismo construyó durante dos décadas, gracias al trabajo de represaliados y obreros republicanos, en este momento y tras la cobardía de políticos que no supieron terminar con los restos del dictador donde merecían – en lugar desconocido como los de otros dictadores – son entregados a los familiares directos del dictador, que, por cierto viven rodeados  de grandes riquezas que durante casi cuarenta años, el dictador supo amasar, a costa de los españoles, todo ello sin que los políticos de la Transición, ni los que han seguido durante otros cuarenta años, hayan tenido el valor y la sabiduría de requisar, mandando a los familiares del dictador a trabajar – no haciendo venganza fácil – como lo hacen la inmensa mayoría de los españoles.

De esta forma el dictador franquista ha perdido la batalla, que pensó ganaba el 1 de abril de 1939. Durante años siguió asesinando y destruyendo la felicidad de los españoles, tras una trágica guerra civil. Ahora su victoria se ha vuelto contra él, y bastante bien le ha ido descansando en un cementerio, cercano a donde residió durante 35 años en el Palacio de El Pardo, lugar desde donde siguió martirizando a los españoles.

Ahora ha perdido su guerra particular frente al «contubernio judeomasónico» y es de esperar que sin la exaltación que tenía, enterrado en la Basílica – otra vez la Iglesia – del Valle de los Caídos, sea poco a poco olvidado, como no sea para que a sus potentados familiares, se les requisen las riquezas, que el genocida amasó dejándoseles  de manera impune para asombro de propios y extraños, que han visto cómo la victoria de un traidor a la República en 1936, ha durado hasta el día 24 de octubre de 2019.

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