España se vende a un turismo insoportable
Cuando se «celebra» el Día Mundial del Turismo, España padece esta lacra del negocio de unos pocos, frente a los intereses y los derechos de la mayoría de quienes pueblan este país.
Por solo citar algunos ejemplos, es fácil comprobar lo que quienes se mueven por Madrid padecen diariamente, no solamente el centro de la ciudad – sobre todo en sus más famosas zonas visitadas por los turistas – sino por amplias calles y en los servicios de transporte de la capital de España.
La capital de España – gracias a un Ayuntamiento que ignora a sus habitantes y a quien se unen los responsables de la Comunidad de Madrid – es imposible de recorrer gracias a un turismo desaforado, que ha hecho olvidar la calidad humana y ciudadana que permitía presumir a Madrid, como una de las ciudades más agradables del mundo.
Padecer atascos sin fin es la norma, suciedad tercermundista por sus calles y plazas, ejemplos de miseria y drogadicción – muestra de ello es la plaza de Jacinto Benavente, sin olvidar otros muchos puntos de la ciudad – con pobres mendigos y desafortunados por los suelos, que demuestran que junto a multitudes turísticas, se muestra una dura realidad para determinados hombres y mujeres.
En un ejercicio de falta de respeto a quienes pagan sus impuestos por los correspondientes servicios ciudadanos, las infraestructuras de la ciudad se han llenado de obras coincidiendo en el tiempo y dejando a la ciudad en total caos, con servicios de autobús y metro prácticamente colapsados, obligando a los madrileños a utilizar el vehículo privado, aumentando el caos de esta ciudad – junto a los municipios residenciales que rodean a la capital – creando un caos total en un amplio perímetro geográfico, que no solo afecta al centro de la ciudad, sino que se amplia, una superciudad de más de seis millones de habitantes.
Otro de los regalos que nos ha facilitado el turismo, al producirse estas oleadas de visitantes, es el atentado a la propiedad que llevan a cabo multitud de amantes de lo ajeno, que lo son gracias a estas concentraciones humanas que pasean sus efectos por las calles turísticas, que deberían estar controlados – alguna ciudad como Barcelona parece que consiguen más o menos rodearles – y que deberían estar aislados y expulsados de Madrid, sobre todo porque están perfectamente identificados y solamente faltan acciones judiciales para expulsar a estos impresentables, y no solamente hacerlo con pobres emigrantes que sobreviven gracias a la caridad y a trabajos miserables con sueldos inconcebibles.
Frente a esta carta de presentación de esta celebración turística y el marco descrito de los servicios ciudadanos, está una patronal que sólo piensa en sus negocios a costa de que los impuestos de los ciudadanos consigan mejores o peores servicios, con los que se lucran de manera gigantesca. Es decir, pagamos con nuestro impuestos, la consecución de enorme beneficios para una industria turística, que dicho sea de paso, es insaciable, quejándose de todo y ocultando tras sus beneficios, sueldos miserables para quienes hacen posible sus gigantescos resultados económicos.
Pero esto no sólo ocurre en Madrid, sino que otras muchas zonas de la geografía española han sido vendidas a los negociantes de la industria turística. Estos son los verdaderos beneficiarios de esta venta y alquiler de nuestro país a quienes – nacionales y sobre todo extranjeros – han hecho que este país se vuelva invivible.
Los archipiélagos canario y balear, padecen situaciones de total angustia. Explosiones sociales son previsibles en ambos territorios, habiendo mostrado ya su rechazo a este negocio turístico. Canarias está en manos de grandes grupos hoteleros, que, además de pagar sueldos miserables a sus trabajadores, trasladan sus enormes beneficios al exterior, sirviéndose de infraestructuras pagadas por los impuestos de los españoles.
Las oleadas de turistas extranjeros en Baleares, hacen imposible una normalidad en la vida de los isleños, con problemas como el de la vivienda, marcada por la actividad desaforada de los turistas, donde la llegada de multitud de cruceros a Palma de Mallorca han hecho imposible que los ciudadanos puedan moverse en una ciudad tomada por estos turistas de unas horas que invaden Palma o Ibiza..
Ejemplos en Málaga, San Sebastián, Benidorm, Santander, Alicante u otras muchas ciudades españolas, harían esta información interminable con una muestra de una tragedia ciudadana, que han creado los mercaderes del turismo y unos responsables políticos que solamente buscan presumir de cantidad de turistas y no beneficios para los españoles. Un ministro de Turismo – lo han hecho todos los ministros anteriores al actual de todos los partidos políticos – que solo busca presumir de que podemos llegar a los 100 millones de turistas, muestra de su prepotencia, además de no conocer que millones de esos turistas no lo son tal, ya que se atreve en su ignorancia a valorar como turistas, a los emigrantes magrebíes y portugueses que atraviesan España en ida y vuelta – entre otros denominados turistas que no lo son . pero que en su reiterada ignorancia define como turistas y quienes viajan hasta con agua que traen de sus orígenes sin gastar un euro en España, eso si, utilizando nuestras infraestructura que se pagan con los impuestos de los españoles.
Este es el inevitable recorrido por la celebración del Dia Mundial del Turismo, patrocinado por los mercaderes de esta industria, únicos beneficiados de esta actividad desaforada e incontrolada, que marca la vida de los habitantes de una España martirizada por una industría que aporta pocos beneficios a nivel nacional y grandes riquezas para unos pocos.