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Concierto final de Temporada de la Orquesta Sinfónica de la UPM

Para el último concierto de la temporada, la Orquesta y Coro de la UPM celebra el próximo día 24 de mayo, a las 22.30,  una incomparable muestra musical, con obras de Mahler y Dvorák, en el marco del Auditorio Nacional de Madrid.

En la primera parte, Mahler será el protagonista, con la dirección orquestal del maestro Pablo Puga, la Orquesta Sinfónica UPM interpretará Blumine (Florecillas).

Esta composición procede de una serie de cuadros vivientes que el compositor austro-húngaro escribió en su juventud para ilustrar un poema popular alemán, «Der Trompeter von Säckingen» («El trompetista de Säckingen»), de un marcado sentido lírico y atractiva expresividad da como resultado un momento mahleriano libre de la tensión y estrés característicos del compositor.

Cuando Mahler estrenó en 1889 su Primera Sinfonía «Titán», incluyó esta pieza como su segundo movimiento. Sin embargo, años después la retiró y quedaron únicamente cuatro movimientos constitutivos de esta sinfonía.

A continuación, la segunda obra que se interpretará del compositor austriaco, será Kindertotenlieder (Canciones a la muerte de los niños), en la que se cuenta con la participación del prestigioso barítono Borja Quizá.

Cinco canciones para voz y orquesta que toman su letra de un ciclo de 425 poemas de Friedrich Rückert. Este autor los escribió después de que dos de sus hijos fallecieran en menos de 3 semanas.

Mahler comenzó su Kindertotenlieder en verano de 1901, después de que una crisis de salud le hicera pensar en su propia mortalidad.

Como nos recuerda la instrucción de Mahler en la partitura: «Estas cinco canciones forman un todo completo e indivisible, y por esta razón su continuidad debe ser preservada evitando interrupciones, como por ejemplo los aplausos al final de cada canción»

Tras el descanso y acompañando a la orquesta, el Coro de la Universidad Politécnica de Madrid interpretará la Misa en Re mayor del compositor Checo Dvořák

Dvořák escribió por encargo la primera versión de su Misa en Re mayor en el año 1887. Esta versión fue escrita para órgano, solistas y coro. En 1892, el editor Novello, que no había querido publicar esa versión, le pidió a Dvorák que escribiera otra para orquesta, que es la que hoy podemos escuchar.

El mismo compositor la describe como una «obra de fe, esperanza y amor a Dios Todopoderoso», añadiendo que un artista que «no fuera religioso no podría alumbrar algo como esto». Es una obra de una gran belleza y junto al Te Deum y el Stabat Mater, una de las grandes piezas de música sacra de Dvořák .

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