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España no tiene modelo turístico

Pese a la continuada demagogia que existe sobre el éxito del Turismo español, este no tiene modelo, y desde hace años viene mostrando un caos organizativo que lo ha colocado en el centro de la protesta y la conflictividad, sin que sus responsables políticos y empresariales sepan explicar esta situación, ni tomen medidas para reconducir la primera industria española y que supone el 11% del PIB, cuando hace poco tiempo era el 13%, pese a las triunfalistas cifras manejadas por gran parte del sector.

Desde hace años – quizás los últimos 15 años – nada se ha hecho por ordenar la actividad turística. Hasta 17 leyes de Turismo – tantas como comunidades autónomas – han desordenado el sector turístico, con normativas en muchos casos contradictorias, permitiendo un caos normativos que ha producido que desde las Unión Europea se haya sancionado a España por permitir la destrucción de gran parte de las costas españolas, en un modelo equivocado y destructor del medio natural.

Ejemplo de ello es la permisividad que el mentiroso ministro J.M. Soria  – que lo era de Turismo – ha mostrado alojándose en un hotel propiedad de su amigo situado en la isla de Lanzarote  – el hotelero Sr. Martinón – que esta fuera de la ley y donde estaba permanentemente invitado, en un claro ejemplo de corrupción hecha por un empresario español y un ministro de Turismo de este país, que tanto presume ahora de estar en primera línea de llegada de turistas, dando ejemplo de máxima masificación.

Las Islas Baleares son otro ejemplo catastrófico de falta de previsión y modelo turístico. De tener que cerrar gran parte de hoteles en invierno, no hace muchos años, se ha pasado a ofrecer ejemplos como Magaluf, donde lo único que importa es que lleguen turistas, con escándalos , molestias y borracheras, como mejor imagen para el turistas extranjero. El ejemplo de Ibiza marca otra tendencia desorganizativa de esta industria, donde la falta de alojamientos – con una demostración de abuso en sus alquileres – crea problemas inconcebibles para disponer de infraestructura y servicios fundamentales. Se une a ello ejemplos de negocios turísticos donde no se habla español y parece estar el viajero más en el Reino Unido que en tierra española, quizás recordando que la isla fue durante mucho tiempo territorio de su Graciosa Majestad.

El Archipiélago Canario está lejos de ser un modelo correcto de industria turística. Entregado a propiedad extranjero en muchos casos, los triunfalista resultados económicos son más que beneficios para las Islas, traslado de los mismos a los países de empresas extranjeras. Aunque puede presumir que es lugar donde peor se trata a una buena parte de los trabajadores del sector turístico, con sueldos de 400 euros a las camareras de piso, cuando su convenio habla de 1.200 euros. Eso sin tener en cuenta que algún director de hotel de cinco estrellas ha comentado que «nunca había visto entrar por la puerta del hotel, tantas bolsas de supermercado».  Esta es una «extraña demostración» del triunfalismo del sector.

Sobran los ejemplos de la ausencia de Marca España,de la que tanto presume el sector turístico español, con escándalos – incluidas muertes de turistas – por todo el territorio español, como Lloret de Mar, Benidorm, Magaluf, Barcelona y tantas y tantas muestras de falta de modelo, que ordene la situación de un sector puntero en la economía nacional y que llegado a pedir a la patronal del sector – Exceltur – que urgentemente se reúna el Consejo Nacional del Turismo – un ente donde el amiguismo, el postureo y el triunfalismo son la norma – a fin de encarar la situación del sector turístico de este país. Esta patronal que se ofende, cuando en ruedas de prensa se pregunta por  algunos medios de  comunicación sobre los problemas ya comentados, y que ahora se quiere poner medallas cuando denuncia la grave situación que presenta la actividad turística española.

El vaso se ha colmado y en la mitad de las comunidades autónomas se han producida muestras de rechazo a un modelo de Turismo superado por la masificación; el maltrato al trabajador del sector; la deplorable imagen de turistas nacionales y extranjeros protagonistas de escándalos, borracheras y palizas; alquileres ilegales de pisos turísticos; coches pertenecientes a plataformas que hacen una inadmisible competencia al sector del taxi; situaciones de huelga en el Aeropuerto del Prat en Barcelona, producto de un inadmisible funcionamiento de AENA y una larga lista de escandalosas irregularidades que demuestran que España ni tiene un modelo turístico ni una enorme cantidad de sus gestores están preparados para ser protagonistas de una actividad turística puntera en nuestra economía.

Definitivamente y como ocurre en gran parte del funcionamiento de este país – también llamado España – durante los últimos 15 años, el Turismo ha sido el punto de apoyo del triunfalismo político, y ahora cuando llegan las críticas, se quiere mirar para otro lado – al estilo Rajoy – y ante la petición de Exceltur, de una reunión urgente del Consejo Nacional del Turismo, la secretaria de Estado de Turismo, Matilde Asiaín , no tiene otra cosa mejor que decir, que esta grave situación es cosa de las Autonomías, y se queda tan tranquila. Claro que como parece que no existe el ministro del ramo, Sr. Nadal, que debe estar de vacaciones, no se le ocurre otra lindeza mejor a esta señora, que echar la culpa a las Autonomías.

Esta es la verdadera situación del Turismo en España y que, es triste decir,  puede presumir de sus manipuladas cifras, gracias a la inestabilidad e inseguridad que existe en muchos países competidores de nuestro Turismo y que, si llegase a  cambiar – cosa que deseamos – y que en ellos existiese seguridad, nuestra recepción de viajeros se vendría abajo, algo que, por desgracia para estos países está lejos de ocurrir. Tristemente es, con esa tragedia, con lo que juega el sector turístico español.

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