El pregonero

Los enfermos de hepatitis maltratados por el Gobierno del PP

En una nueva demostración de la falta de respeto para un derecho fundamental

Nada nuevo se advierte en el planteamiento del PP desde que ocupa el poder, y las demostraciones de incumplimiento de su programa electoral. Hasta aquí todo previsible. Pero que el derecho a la salud se conculque de la forma en que se ha hecho desde que este partido  ocupa el poder, se sale de la imaginación de los mayores seguidores del partido del Gobierno.

Los recortes en la sanidad se salen de todo tipo de previsiones de incumplir lo que marca este derecho fundamental que es la salud de los habitantes de este país, siempre llamado España, que ha podido presumir durante muchos años de estar entre las mejores del mundo.

La privatización del servicio  sanitario español ha supuesto convertir esa categoría puntera de nuestro país en un negocio de los que tienen en sus manos la sanidad española, que son empresas que han deteriorado la calidad de este derecho fundamental y que ha supuesto un cambio fundamental en le percepción de los pacientes que deben padecer este sistema sanitario privatizado.

Siendo todo esto muy grave, que se advierte en el día a día, el mayor desprecio que se detecta en estas fechas es la falta de atención a los enfermos de hepatitis, que no reciben un medicamento que les salva de la muerte por una razón tan peregrina como que tiene un elevado precio. Como si la salud y la vida dependiese de una cuestión económica.

La empresa especuladora que abusa con un precio inadmisible y usurero, ha podido con el Gobierno español y  sigue manteniendo un precio abusivo que no puede aceptarse pero que, en un capitalismo salvaje como el que padecemos, es algo totalmente previsible.

Pero aunque parezca mentira, la falta de entrega a estos pacientes de este médicamente por el servicio  sanitario español, supone que muchos parientes – alrededor de cinco diarios –mueren por la falta de disponer de este medicamento que puede salvar su vida.

Mientras tanto, simplemente con los tratamientos y los gastos de los mismos, la sanidad española gasta más dinero de lo que podría costarle la dispensa de los medicamentos salvadores.

Supone esta situación algo incomprensible e inadmisible y que atenta contra los derechos fundamentales de unos españoles que necesitan este medicamento y que ven conculcado su derecho fundamental que es la salud de todos los españoles.

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