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Valencia protagonista en La Ruta de la Seda

La Ruta de la Seda, acuñada por el geógrafo alemán Ferdinand von Richthofen en 1877, más que un itinerario concreto, es un trayecto extendido por Asia y desarrollado a partir de intercambios comerciales con productos como pieles, alfombras y especialmente seda. 

Su origen está en el negocio de la seda china desde el siglo I aC. El general Zhang Qian constata que los Xiong-nu, pueblo nómada con el que los chinos mantenían una tensa relación, comercializaban el excedente de seda china y que se enriquecían con su venta. 

La seda poco a poco fue incrementando su cotización e incluso se llegó a utilizar como moneda. El monopolio chino respecto a la fabricación de seda duró varios centenares de años. No fue hasta los siglos VI-VII cuando, según la leyenda, dos monjes irrumpieron en la corte del emperador bizantino Justiniano con huevos de seda escondidos. 

El secreto quedaba desenmascarado y ya era sólo cuestión de tiempo que se desarrollara una industria paralela. Poco a poco la ruta se extendió por Asia conectando a China con Mongolia, Persia, Arabia, Siria, Turquía y norte de África, llegando a Europa. Fueron los árabes los que dieron a conocer la sericultura (la cría del gusano de seda) por el Mediterráneo, llegando a la península Ibérica en el siglo IX a través de Córdoba y Granada, para luego llegar a Toledo y Valencia. Incluso las Islas Canarias, especialmente la isla de La Palma, muestra una gran creación de seda y confección de diversos tejidos, que llegan hasta este momento. 

En pleno apogeo de la sericultura, el cultivo de la morera en Valencia fue imparable en la primera parte del siglo XVIII. La producción de materia prima y tejidos provocó que, en 1780, la mitad de la población trabajara directa o indirectamente en la seda.
Con el paso del tiempo, el declive de la industria valenciana de la seda fue en aumento, a lo que contribuyó entre otras cosas una fuerte epidemia de pebrina que atacaba a los gusanos de seda y la apertura del Canal de Suez, que facilitaba el contacto comercial entre Europa y Asia.

El Museo de la Seda de Valencia muestra trabajos en seda

La nueva exposición temporal del Museo de la Seda es ya una realidad. Lleva por título “La participación valenciana en la Ruta de la Seda. Historia, paisaje y patrimonio” y pretende reflejar la importancia que adquirió el cultivo de la morera en el mundo rural valenciano en el periodo comprendido entre los siglos XV y XX, así como el extraordinario desarrollo que experimentó la producción de tejidos de seda en la ciudad de Valencia, culminando en el periodo de esplendor que se produjo en el siglo XVIII. Ambos procesos dieron lugar a que la seda adquiriera una enorme influencia en la evolución económica, las relaciones sociales y las manifestaciones culturales de la Comunidad Valenciana, marcando profundamente su trayectoria histórica.

“El Museo de la Seda es el lugar más adecuado para realizar una exposición sobre la participación valenciana en las rutas de la seda, ya que es el principal testimonio de la importancia que adquirió la seda en la historia valenciana de los siglos XV al XIX. 

En la exposición se pretende que el visitante disponga de un panorama global sobre la trayectoria histórica de la sedería valenciana en los cuatro siglos indicados. Para ello, se han realizado 20 paneles informativos elaborados por varios expertos en la materia; se exponen diversos fondos archivísticos, publicaciones y grabados sobre las diversas fases del proceso de producción de los géneros de seda; y se han recreado varias escenas con indumentaria y objetos relacionados con la seda”, comenta Don Ricardo Franch, miembro del Comité Científico del Museo de la Seda, Catedrático de Historia Moderna de la Universitat de València y comisario de la muestra.

Según uno de los comisarios, Don Germán Navarro, miembro del Comité Científico del Museo de la Seda, Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Zaragoza, “desde el siglo XV, finales de la Edad Media, la industria de la seda se convirtió en un factor de riqueza fundamental para la capital del Reino, la ciudad de Valencia, y también para muchas otras poblaciones en las que, poco a poco, se fue extendiendo el cultivo de la morera, trasformando el paisaje rural.

“La participación valenciana en la Ruta de la Seda” plantea un recorrido a través de los siglos y de las salas del Museo de la Seda, albergando la primera parte en la sala de la Capilla, donde se pueden conocer los orígenes de la sedería valenciana. Sigue, en la sala de la Pometa, con los procesos de la producción de la seda: sericicultura, hilatura, tintado y, finalmente, tejido, las cuatro fases fundamentales de producción de la seda. 

El visitante podrá ver “una recreación de una escena de cómo era el trabajo del labrador de la Huerta y su familia, con relación al cultivo de la morera y crianza del gusano de seda. Además, también se representa a una hilandera asistida por la menadora en una de las vitrinas, y en la otra al matrimonio de labradores vestidos en traje de festivo”, afirma otro de los comisarios, Don Vicent Ferrandis Mas, miembro del Comité Científico del Museo de la Seda, investigador y coleccionista de indumentaria tradicional, además de artífice de estas recreaciones.

La sala de la Fama refleja el siglo de oro de la sedería valenciana, el siglo XVIII, con piezas de la colección de Doña Victoria Liceras. “Mi aportación a la exposición es mostrar el producto final: la seda. Tanto la manufactura en el siglo XV-XVI en forma de tejido de terciopelo y algún adamascado, como en el XVIII (repunte de la sedería valenciana) de cuya época se muestran tanto tejidos como piezas confeccionadas con ellos. Las prendas son mero soporte para su exhibición  con independencia de su patronaje y uso, y no solo en indumentaria de hombre, mujer y niños sino también en complementos, cintería, etc.”, comenta la investigadora y coleccionista, además de comisaria de la exposición.

El recorrido de “La participación valenciana en la Ruta de la Seda” termina en la sala de las Artes Menores, en la que se muestra la pervivencia y el recuerdo de la seda. “El visitante podrá conocer la evolución histórica de la sedería valenciana, sobre todo en las dos etapas de mayor esplendor: la fundación del gremio de “velluters” a finales del siglo XV y la época culminante de su expansión en el siglo XVIII. Los grabados e ilustraciones le permitirán conocer las diversas fases del proceso de producción de los géneros de seda, desde el avivamiento del gusano al acabado de los tejidos. La indumentaria y los restantes objetos expuestos constituyen también una excelente muestra de los géneros que se elaboraban y de la forma de vida de los valencianos de la época. Todo ello le permitirá tomar conciencia de la enorme influencia que la seda ha tenido en la historia valenciana, poniendo en valor el inagotable patrimonio material e inmaterial asociado a ella”, concluye el comisario de la exposición y coordinador del Comité Científico del museo, Don Daniel Muñoz.

La exposición se podrá visitar hasta finales de agosto y el material textil se irá renovando a lo largo de los meses de exposición, sustituyéndose por otro similar, dada la fragilidad del producto y su antigüedad, que podría verse afectado por  la luz, y la exposición a otros factores ambientales.

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