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Sueños y visiones del rey Ricardo III en el Teatro Español de Madrid

ricardoIII--644x420 [dropcap]L[/dropcap]a tragedia de Shakespeare, “Ricardo III” llega a sus últimas representaciones en el Teatro Español de Madrid en su versión realizada por José Sanchís Sinisterra y dirigida por Carlos Martín.

La obra, además de desvelar la cruel trayectoria de Ricardo III en su camino hacia el trono, es la expresión de lo que el ser humano es capaz de realizar en su lucha por el poder. “Mi reino por un caballo” es la icónica sentencia que delata la capacidad humana de llevar a cabo cualquier acto devastador para obtener sus objetivos.

Aunque la primera impresión nos haga ver a Ricardo como un psicópata, insensible a cualquier sentimiento, la aparición de los demás personajes desenmascara una realidad eterna. El protagonista justifica la vileza de sus actos y traiciones por ser estos los medios imprescindibles para la consecución del reinado. La razón para entender su proceder se encuentra en el mundo carente de compasión o nobles ideales que le rodea. Incluso los personajes en los que se descubren sentimientos como el dolor o rabia por la crueldad, pronto se tornan obedientes piezas en este juego de poder. Todos aceptan el papel que les toca en cada momento, ya no solo para mantener su estatus, sino para seguir vivos.

Jsueños-y-visiones-del-rey-ricardo-iiiuan Diego se ha imbuido del espíritu del último monarca de la casa de York y maneja con maestría el personaje. Le dota de matices que provocan la sonrisa por sus altas dosis de cinismo demostrando, una vez más, la categoría de este actor. La aparición inicial del rey durante la noche que precede a la batalla de Bosworth nos presenta al hombre en su versión final, un soberbio monarca atormentado por los espíritus de aquellos a los que tuvo que utilizar en su carrera hacia el trono.

El texto se enriquece con los tonos que cada uno del elenco de actores aporta. Asunción Balaguer, Terele Pávez o Ana Torrent, entre otros, nos devuelven a un teatro donde la solemnidad del personaje no es excusa para alejarlo de la sensibilidad del público. Todos ellos arman su papel con emociones tan humanas que consiguen hacer comprensible para el público la naturaleza miserable de sus sentimientos.

La escenografía consigue con sofisticación recrean la oscuridad de los personajes. Se trata de otro de los acierto de esta adaptación de la tragedia de Shakespeare. La carga emocional de la obra se enfatiza gracias a un escenario que fluye y  en el que los personajes adquieren por momentos una pátina espectral propia del sueño en el que desarrolla la acción.

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